El poderoso magnate nunca había mezclado los negocios con el placer… hasta ese momento.
Desde el momento en que, en una discoteca de Londres, Alicia Teller tropezó y cayó en los brazos de Nikolai Korovin, el control férreo que ejercía sobre sí misma comenzó a debilitarse.
La noche de pura pasión que pasaron juntos no iba a repetirse, por lo que Alicia se quedó horrorizada al entrar en el salón de actos, el lunes por la mañana, y reconocer unos ojos que la miraban.
Nikolai perdió la compostura al verla. Alicia había llenado su fría y oscura vida de color, y sus fascinantes curvas le distraían de su deber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario