Rebecca Stewart y Ben McFarlane eran muy buenos amigos y la pareja con más probabilidades de casarse. Pero la pasión estalló entre ellos justo la noche antes de que él se marchara para convertirse en un exitoso jugador internacional de polo.
Tres años después, Ben volvió. Era una estrella deportiva,
acostumbrado a que las mujeres cayeran rendidas a sus pies, mientras que
ella era camarera y madre soltera. Pero tenían algo muy importante en
común y Rebecca debía encontrar la manera de decirle que era padre.