Solo unos días antes de dar a luz, Emily decidió abandonar a su marido, Duarte de Monteiro. Se había enterado a través de una amiga que quería quedarse con el niño, pero no con la madre de este.
Pero Duarte no se quedó parado y siguió a Emily para llevarla a ella y a su hijo de vuelta a Portugal. Se sentía muy orgulloso y deseaba estar con su esposa, en parte porque era consciente de que, con el más mínimo roce, era capaz de desatar la pasión en ella...
Emily seguía enamorada de Duarte, pero no sabía si había ido en su busca porque él también la quería o simplemente para recuperar a su hijo.