Si tenía que ser la amante de alguien... esperaba que fuera la suya.
Cuando el abogado Jude Conroy le dijo a Cate que acababa de heredar una fortuna de un acaudalado caballero, todo el mundo, incluyendo a Jude, dio por hecho que había sido la amante del fallecido...
Cate insistía en que ni siquiera conocía al hombre que le había dejado aquel dinero. Pero Jude había aprendido a desconfiar de las mujeres que se hacían las inocentes... Sin embargo, había una parte de él que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de creer que decía la verdad.