Había cambiado mucho... pero seguía acelerándole el corazón con sólo mirarla.
Julianna Reynolds había abandonado su pueblo por la gran ciudad, pero ahora había vuelto a Oklahoma... y al hombre que había dejado atrás. Lo que no sabía era que el salvaje Tate McIntyre se había convertido en un competente sheriff.
Era una lástima que no la hubiera perdonado por dejarlo sin darle una explicación. Y cuando Tate se enteró de que también había mantenido en secreto a su pequeña, Julianna supo que tenía un gran problema.
Solucionar el pasado no iba a resultar fácil. ¿Qué pasaría cuando le dijera que para salvar a su hija tendrían que tener otro bebé?