Audrey Finnegan era la mujer más torpe, hermosa y con peor suerte que Wheeler Rush había conocido nunca. También era su secretaria temporal. Su negocio estaba en la ruina y él solo tenía ojos para ella. Había entrado en su oficina y en su vida como un terremoto y había conseguido también que sus hormonas se disparasen sin control. Sabía que debía despedirla, pero la chica tenía un gran corazón y, por una vez, él sentía también el suyo...