Scott McAllister, magnate de la industria minera, pensaba que Sarah era la esposa perfecta… hasta que creyó que su mujer había cometido adulterio. Cuando se enfrentó a ella, Sarah le sorprendió con su desafiante respuesta, lo que despertó en él el deseo de descubrir un desconocido aspecto de la sexualidad de su mujer.
A Sarah le había enfurecido que Scott creyera semejantes mentiras, pero estaba aún más enfadada consigo misma por no poder resistirse a la seductora magia de Scott. Su mutuo deseo y el atractivo de Scott eran sobrecogedores…
En un intento por salvar su matrimonio, la cama se convirtió en el campo de batalla. Aunque Scott se había propuesto convencer a Sarah de que si ambos se rendían los dos saldrían ganando…