Lo último que deseaba Faye era tener que pedir clemencia al príncipe Tariq Shazad ibn Zachir. Llevaba un año sin verlo... desde el día que se casaron. Pero el hermano de Faye se encontraba encarcelado en el país de Tariq y solo él podía devolverle la libertad.
Faye sabía que sería duro negociar con Tariq, pero la condición que puso éste para liberar a su hermano era más de lo que ella había podido imaginar: lo haría si Faye se convertía en su amante.