Se echó en sus brazos para vengarse de otro… y acabó enamorándose de él.
Faltaban sólo unos días para la boda de sus sueños… cuando descubrió que su novio tenía la mala costumbre de serle infiel. Para curar su orgullo, Kiley Hendrick recurrió al hombre más solicitado que conocía: su jefe, el príncipe Rafiq de Lubia. Aunque el guapísimo príncipe había seducido a un sinfín de mujeres, lo único en lo que pensaba Kiley cuando le propuso convertirse en su amante era vengarse del hombre que la había humillado.
Pasar de secretaria a amante resultó mucho más fácil de lo que ella habría esperado, lo que no esperaba era enamorarse locamente de alguien que podría darle todo lo que deseara, excepto su corazón…
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