Él la había comprado para su deleite… y la obligaría a convertirse en su esposa.
Los rumores corrían como la pólvora: ¿sería cierto que la modelo Lydia Powell había robado dinero a una fundación benéfica para ayudar a niños con problemas?
Desde luego eso era lo que esperaba Paolo Andreotti porque sería la oportunidad perfecta para vengarse de la única mujer que lo había rechazado. Se ofreció a pagar el dinero desaparecido a cambio de que Lydia se acostara con él. La idea era demasiado tentadora… Lydia estaría a su merced y tendría que hacer realidad todas sus fantasías.
Pero Lydia no era ni una mujer promiscua ni una ladrona y, según el código de honor de Paolo, si una mujer perdía su virginidad con él, él debía convertirla en su esposa.
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