Cuando Enrico Ranieri descubrió que Freya, su antigua amante, le había ocultado que habían tenido un hijo, decidió que tenían que casarse. Ella seguía enamorada de él, pero Enrico nunca podría perdonar que lo hubiera traicionado.
Freya tenía que convencerlo de su inocencia porque lo amaba demasiado como para ser sólo una novia de conveniencia, y el único lugar donde le podía demostrar su amor era en el dormitorio...
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