Tenía que elegir entre un banco de esperma y Nathan...
Tener que compartir casa con un guapo desconocido no era la idea que Erin Avery tenía de pasarlo bien. Lo peor era que Nathan Chase parecía tener algo que opinar sobre todos y cada uno de los aspectos de la vida de Erin, especialmente sobre su decisión de tener un hijo... sola.
Pensara lo que pensara Nathan, ella no iba a cambiar de opinión... Hasta que le hizo una sorprendente proposición: él sería el padre de su hijo.
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