Nunca había dejado de amar a aquella mujer.
Lo había sido todo para ella… hasta que Roberto Mendoza había dejado a Frannie Fortune y se había marchado de su ciudad natal. No obstante, ella ya no era la chica de diecisiete años enamorada de un ardiente vaquero. Era una mujer acusada del asesinato de su marido.
Cuando se había marchado de Red Rock, Roberto había jurado no volver jamás, pero su familia había sido amenazada, y él había acudido en su ayuda. Sin querer, se había lanzado también al rescate de Frannie, decidido a ayudarla a limpiar su nombre. Y cuando la pasión había vuelto a encenderse con más fuerza que nunca, Roberto había sabido que haría cualquier cosa por la mujer que siempre le había pertenecido.
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