“Túmbate, cierra los ojos y piensa en Kameruka”.
Angelina Mori se había propuesto colarse en el corazón de Tomas Carlisle y, a juzgar por su reacción, lo había conseguido. Angie sabía que la tragedia había convertido a su amigo en un hombre duro y distante... tanto como aquellas tierras que él tanto amaba. Pero no comprendía que, después de haberle confesado sus fantasías y de haberse ofrecido a darle el heredero que exigía el testamento de su padre, él se hubiera atrevido a sugerirle que tuvieran aquel hijo... sin compartir cama.
Lo cierto era que ella deseaba mucho más. Y pensaba que si intimaba de verdad con Tomas, no sólo salvaría la fortuna de su familia... también lo salvaría a él.
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