Fue en París donde lo vio por primera vez. Era alto, apuesto... y peligroso. Sintiéndose inexplicablemente atraída por él, Brianne Martin rescató al desconsolado Pierce Hutton de la más profunda desesperación. Pierce se sentiría agradecido de por vida, pero no estaba dispuesto a seducir a una mujer a la que le doblaba la edad.
Fue en París donde se enamoró de él. Aunque Pierce estaba fuera de su alcance, Brianne no podía imaginarse entregándose a ningún otro hombre y, menos aún, al socio corrupto de su padrastro. Obsesionado con Brianne desde su primer encuentro, Philippe Sabon no se detendría ante nada con tal de conseguirla. Cuando pidió su mano a su padrastro con la excusa de unir la riqueza de las dos familias, sólo la intervención de Pierce podría salvarla de un destino peor que la muerte...
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