Jake Howard era muy atractivo e inmensamente rico. Empezó desde abajo, hasta lograr una posición envidiable. Su esposa Helen era su complemento perfecto: bella, inteligente y de buena cuna. Parecía un matrimonio perfecto pero las apariencias engañan. Ella fue escogida únicamente para coronar su éxito social y Helen lo aceptó como el medio para obtener una vida llena de comodidades, ya que había estado acostumbrada a ellas desde su nacimiento. Habían hecho un trato al casarse: ella sería la esposa perfecta de un hombre de éxito y a cambio él no la tocaría. Sin embargo, tras varios años de matrimonio, Jake por fin parece consciente de que Helen es algo más que un mero adorno en su casa...
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