A punto de perder su reino, Xavian iba a casarse para obtener poder… Su noche de bodas sería puramente un deber. Sin embargo, cuando retiró el velo que cubría a la nueva reina, vio a una mujer nerviosa, desnuda y bañada en aceites aromáticos, y tan bella como las estrellas del desierto. Aquella reina merecía un lecho nupcial digno de Las mil y una noches, y entre sus brazos, Xavian descubrió que, aunque quizá no tuviera reino, poseía la fuerza y el poder de mil reyes. Aquella reina inocente podría ser su perdición…
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