Él podía dárselo todo... excepto su amor.
Por mucho que detestara la idea, casarse con Cesare Santorino era lo que más había deseado Megan en toda su vida. Finalmente decidió que no le quedaba otro remedio que intentar solucionar sus graves problemas y proponerle a Cesare un matrimonio de conveniencia con el que ambos saldrían beneficiados. Aunque era obvio que no la amaba, él nunca ocultó el deseo que sentía por Megan, y ella no perdía la esperanza de que algún día su marido la viera como algo más que un cuerpo atractivo que despertaba en él tanta pasión...
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