Un pueblo pequeño, un gran milagro.
Quien dijera que tener el corazón roto suponía el fin del mundo, no conocía a Milla Brady. Desesperada por salir adelante, Milla volvió a abrir la panadería de sus padres. Pero cuando una explosión del pasado en forma de hombre alto y atractivo apareció por allí, su habitual calma se vio significativamente alterada.
Ed Cavanaugh se había limitado a quedarse mirando cuando su hermano pisoteó los sueños de Milla. Siempre supo que ella se merecía algo mejor. Así que, al verla tan bella y satisfecha, se prometió no dejar Bellaroo Creek hasta haberle dicho lo que hubiera querido decirle tantos años atrás.
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