Ella era su mano derecha. Él confiaba en ella, le pagaba bien, pero le interesaba más su sistema de archivo que su figura... Víctor Temple no quería tener que soportar la complicación de una secretaria enamorada de su jefe, así que la eficiente Alice, callada y sin ambiciones, era su compañera perfecta en las reuniones del consejo.
Entonces, descubrió el romance que le había roto el corazón años atrás, y con ello descubrió también, tras el disfraz de profesional intachable, a la verdadera y apasionada Alice. Y todo ello despertó su interés. Alice sabía que enamorarse del jefe sólo podía traerle complicaciones... hasta que él la besó. A partir de ese momento, su relación se transformó en algo deliciosamente peligroso.
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