Su instinto le decía que huyera por si todo salía mal... pero entonces no descubriría el amor...
Después de que la abandonaran siendo niña, Roz Bennett nunca había sentido que perteneciera a ningún lugar. Pero justo cuando pensaba que la mala suerte había vuelto a cebarse con ella dejándola en mitad de ninguna parte con el coche roto y sin dinero, alguien acudió en su ayuda...
El guapísimo e inquietante Mason Striker le ofreció la salvación: una cama, comida deliciosa y un empleo. Y la trataba como si fuera una mujer especial y atractiva; algo completamente nuevo para Roz, pues nunca la habían amado, cuidado... ni deseado.
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