Duro como un roble, taciturno como un nubarrón, el ranchero Callaghan Hart maravillaba a las mujeres e intimidaba a los hombres. Así que... ¿cómo era posible que aquella pelirroja hubiera estado a punto de que se pusiera de rodillas?
Tess Brady, la nueva cocinera del rancho, era suave como un gatito, delicada como el rocío... y comprendía secretamente a Callaghan. Cosa que volvía loco al endurecido vaquero. La juvenil inocencia de Tess lo atraía como fruta prohibida. Quería tocarla, saborearla... hacerla suya. Pero de ningún modo se acostaría con una mujer con ojos brillantes como estrellas cuyos sueños jamás podría colmar. No estaba dispuesto a caer en la trampa del matrimonio. Por muy tentador que fuera el cebo...
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