Él sólo le ofrecía compartir su cama.
El reloj biológico de J.D. Clay estaba estropeado. Hacía tiempo que había renunciado a su sueño de tener hijos y había volcado el corazón y el alma en su trabajo como entrenadora de caballos. Hasta que una noche de pasión con su jefe y miembro de la alta sociedad, Jake Forrest, resultó tener una inesperada, aunque muy deseada, consecuencia. Sin embargo, J.D. volvió a su casa en Weaver, Wyoming. Jake podía ser increíblemente guapo, rico y rebosar encanto, pero J.D. sabía que no estaba hecho para ser padre. O eso creía...
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