Iba a pasar la Navidad en el castello de un taciturno siciliano.
Pasar las Navidades con el hombre que le rompió el corazón cuando era adolescente era la peor pesadilla de Monet.
Pero, cuando el dominante Marcu Uberto le pidió que fuese la niñera de sus hijos durante unas semanas, Monet no fue capaz de rechazarlo. El aristocrático mundo de Marcu nunca había sido el sitio ideal para la independiente Monet. Al contrario, era una agridulce tortura…
Marcu no había previsto que Monet fuese a poner patas arriba su ordenada vida.
El sentido del deber siempre había dictado sus actos y, por eso, Monet, con su ignominiosa historia familiar, estaba absolutamente prohibida para él.
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