Rob Hansen estaba convencido de que jamás habría accedido a hacerse pasar por el prometido de Melissa Kennedy si ella no le hubiera sonreído de aquel modo tan especial. De repente se encontraba prometido a aquella encantadora madre adoptiva y obligado a guardar las distancias.
Él no era un hombre hogareño, así que no le resultaría difícil resistirse a los deliciosos platos que ella preparaba, o a sus amorosos abrazos... a los hoyitos que se le formaban en las mejillas... a su sonrisa... a la pasión...
Él no era un hombre hogareño, así que no le resultaría difícil resistirse a los deliciosos platos que ella preparaba, o a sus amorosos abrazos... a los hoyitos que se le formaban en las mejillas... a su sonrisa... a la pasión...
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