Si quería casarse con ella… tendría que demostrarle que la amaba.
Como viuda y con una hija, era lógico que Susie desconfiara del hombre al que acababa de conocer y que además era el heredero del castillo en el que ella vivía con su pequeña. Seguramente el importante financiero neoyorquino Hamish Douglas querría venderlo.
Hamish había pensado convertir el castillo australiano en un hotel de lujo… hasta que conoció a la bella Susie. Por muy seguro que estuviera del éxito de aquel negocio, no podía negar la atracción que había entre ellos. Como tampoco podía echarla a ella y a su bebé de la casa que tanto querían.
Sólo había una solución sensata para Hamish… casarse con ella. Pero Susie era la última persona en el mundo que aceptaría un matrimonio de conveniencia…
Como viuda y con una hija, era lógico que Susie desconfiara del hombre al que acababa de conocer y que además era el heredero del castillo en el que ella vivía con su pequeña. Seguramente el importante financiero neoyorquino Hamish Douglas querría venderlo.
Hamish había pensado convertir el castillo australiano en un hotel de lujo… hasta que conoció a la bella Susie. Por muy seguro que estuviera del éxito de aquel negocio, no podía negar la atracción que había entre ellos. Como tampoco podía echarla a ella y a su bebé de la casa que tanto querían.
Sólo había una solución sensata para Hamish… casarse con ella. Pero Susie era la última persona en el mundo que aceptaría un matrimonio de conveniencia…
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