Anne Harris necesitaba un hombre, y rápido. Como era la única ejecutiva soltera de su empresa, nunca conseguía un ascenso. Así que contrató un novio imaginario a través de una agencia. Solo que, cuando su jefe insistió en que quería conocer a su media naranja, Anne se vio en la difícil situación de encontrar al atractivo hombre de la foto. Era una misión imposible, hasta que Mitchell Dane apareció a la puerta de su casa...
Mitchell se quedó asombrado y se enfadó mucho cuando supo que su hermana, la dueña de la agencia, todavía estaba utilizando su foto. Pero después de ver a la deslumbrante Anne, no le importó en absoluto hacer el papel de amante. Como era su supuesto prometido, tendría que besarla, abrazarla, acariciarla... Y cuanto más tiempo pasaba con ella, más deseos tenía de llegar a la noche de bodas.
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