Desde la noche en que había sido atacada por un desconocido, la implacable fiscal Deborah O’Roarke no podía quitarse de la cabeza a su agresor, pero tampoco al misterioso hombre que la había defendido y que había surgido de la oscuridad como una sombra nocturna.
Se hacía llamar Némesis. Caminaba por las calles oscuras solo, como una sombra entre las sombras, y así era como le gustaba vivir. ¿Podría aquella abogada idealista amar al fantasma que la vigilaba cada noche?
Se hacía llamar Némesis. Caminaba por las calles oscuras solo, como una sombra entre las sombras, y así era como le gustaba vivir. ¿Podría aquella abogada idealista amar al fantasma que la vigilaba cada noche?
No hay comentarios:
Publicar un comentario