El arrogante príncipe tendría que usar todos los trucos a su disposición para seducirla, someterla y convertirla en su princesa.
«Estoy embarazada». Esas dos sencillas palabras amenazaban la secreta vida hedonista del príncipe Raphael de Santis, ponían en peligro a toda una nación y lo ataban de por vida a una camarera.
Con objeto de evitar otro escándalo internacional después de su compromiso frustrado con una joven europea de alta alcurnia, Raphael no tendría más remedio que contraer matrimonio con su joven amante estadounidense.
Pero la dolida Bailey Harper no estaba dispuesta a aceptar tal honor.
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