Le habían pedido muchas cosas en su vida, pero nada parecido a aquello.
Abel Kennedy estaba boquiabierto. ¿Cómo iba a tener un hijo con Hannah Harrington? Un día era un afable agente inmobiliario y al día siguiente se había convertido en un semental al servicio de una sexy enfermera. Sabía que podía hacer lo que ella le pedía y, en cuanto vio a aquella belleza, supo que también estaba más que dispuesto, pero... ¿estaba preparado para un niño? Si ni siquiera estaba preparado para Hannah...
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