Al recordar la oferta de Winston Champlain, Danica Lynch sacudió la cabeza. Algo le decía que su vecino iba a ser un problema. Bueno, en realidad no estaba en peligro de enamorarse de él, porque conocía bien a ese tipo de hombres. Pero cuando estuvo entre sus brazos, sintiendo los latidos de su corazón, se sintió... segura. “Muy bien, es hora de tomar el control de la situación”, se dijo en voz alta. “Necesitas poner tu vida en orden”. “Y nada de dejarse embrujar por los encantos de Winston Champlain otra vez”, añadió en silencio.
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