Ella lo había vuelto completamente loco.
La decoradora Monica O’Malley estaba acostumbrada a que los hombres cayeran rendidos a sus pies. Lo que no podía entender era la actitud distante del guapísimo bombero Ben Kimball. Había puesto en marcha todas sus maniobras de seducción y ninguna había funcionado, así que, antes de que su reputación se viera afectada, tenía que intentar algo mucho más atrevido...
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