Aquél era el hombre perfecto para la misión...
Nadie se sorprendió más que Caleb Freemont cuando la recatada librera le hizo una oferta que ningún hombre con sangre en las venas podría rechazar. Pero tener un hijo con la inocente Victoria Holbrook y después marcharse de su lado era algo impensable. Caleb se negaba a hacer lo que le pedía… a no ser que ella diera el “Sí, quiero”.
Victoria no quería un marido, pero deseaba desesperadamente tener un hijo. Y Caleb parecía el mejor candidato para sus planes: era guapo, cariñoso y un soltero empedernido. ¿Cómo era posible entonces que hubiera acabado casada con él? Y lo que era más grave, se estaba enamorando. ¿Podría convencerlo de que aquel matrimonio de conveniencia podía llegar a ser mucho más?
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