El entrenador de la liga nacional de hockey Mark Diego tenía intención de hacer que sus mimados jugadores entrenaran a adolescentes con pocos recursos. Pero él también iba a aprender mucho trabajando a las órdenes de la enérgica Rainey Saunders, una amiga de la adolescencia a la que el paso de los años le había sentado muy bien. Y descubrió también que seguía sin soportar la idea de verla con otro hombre. Estaba claro que entre el os seguía habiendo mucha química, una química que no haría sino endulzar la victoria final. Porque Mark siempre ganaba y con Rainey, además, iba a disfrutar mucho del juego.
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