Habían crecido juntos, pero él en una mansión y ella en la casa del mayordomo.
James Rocchi siempre lo había tenido todo: dinero, atractivo y una sonrisa demasiado seductora, algo que le había procurado una larga lista de sofisticadas bellezas a su alrededor. Pero nunca se había fijado en Jennifer, la chica corriente que vivía a su lado.
Hasta que su vida en París transformó a Jennifer en una mujer elegante con tentadoras curvas. ¡Entonces, no pudo parar de mirarla! Por eso, cuando James le ofreció un trabajo, estaba claro que su interés iba más allá de lo profesional.
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