Él la estaba tentando para que fuera perversa.
Tras una tórrida aventura que le había partido el corazón, Lena había cambiado y se había convertido en una mujer extremadamente buena. Se enorgullecía de su capacidad para contenerse, porque trabajaba con los jugadores de rugby más atractivos de Nueva Zelanda y, a pesar de ello, no caía en la tentación.
Tras pasar día tras día por el vestuario de los jugadores, Lena se había llegado a creer inmune a los abdominales más perfectos, hasta que Seth Walker entró en su vida y despertó a la seductora que había sido.
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