Ninguna mujer en el mundo había rechazado a Riley O’Neal. Todo lo que tenía que hacer era mostrar su irresistible sonrisa. Pero siempre había una primera vez, y fue la camarera Teresa Scott quien le hizo vivir la experiencia. ¡Y qué camarera! Era un ritual: cada mañana, desayunaba en el Rainbow Café, y además de un café bien cargado, Riley se tenía que tragar un buen «no». Pero cuando un escándalo le reveló a Riley que Teresa no era exactamente lo que él creía, sino una madre soltera y una... criminal, deseó que la guapísima camarera le robase el corazón.
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