Cuando Vittore Mantezzini encontró por fin a su querido hijo viviendo en Londres con su tía, no dudó un momento en exigir llevarse al pequeño con él de vuelta a Italia…
Verity notaba con total claridad la atracción que había surgido entre ellos. Pero al mismo tiempo estaba furiosa con el empresario italiano por comportarse de tal modo, sin darse cuenta de que llevarse a Leo sería un trauma para el niño, puesto que en realidad para su hijo él no era más que un desconocido. Así fue como Vittore acabó por hacer una última oferta: Verity debía irse con ellos. Pero ella no podía dejar de preguntarse si sería en calidad de madre adoptiva del pequeño… o también como amante de Vittore.
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