Al final, él no estaba seguro de quién estaba castigando a quién.
El perdón era un concepto extraño para el rico financiero Jonas Deveson. Alguien le había estado robando. Tenía una idea muy precisa de quién, y la mujer que le había quitado dinero iba a tener que devolvérselo.
Al ver las profundas arrugas que la amargura había marcado en las hermosas facciones de Jonas, Ravenna Ruggiero comprendió que aquel hombre jamás sería capaz de comprender por qué lo había hecho ella.
Jonas chantajeó a Ravenna, convenciéndola así de que trabajara como su ama de llaves para saldar la deuda, pero vivir bajo el mismo techo se convirtió en una inesperada tentación.
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