Dan McKnight, jefe de Megan, insistía en que fingiese ser su amante. Quería convencer a una jovencita obsesionada con él que ya estaba enamorado de otra mujer. Y la había elegido a ella para que se hiciese pasar por esa otra mujer...
Pero después de compartir habitación y cama, Dan y Megan empezaron a sentirse atraídos el uno por el otro. De hecho, su interpretación como pareja era tan convincente, que habían acabado haciendo el amor loca y apasionadamente. El problema era que la farsa debía terminar cuando regresaran al trabajo...
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