Después de dos matrimonios y dos divorcios, Annie Kincaid se resignó a no encontrar nunca al hombre de su vida, pero no renunció a tener una familia. Decidió tener un bebé… sola.
Su hermano, Cole, creía que era una apuesta muy arriesgada y Annie no podía decir lo contrario. Según él, debía al menos buscar a alguien conocido para que fuera el padre, alguien como su viejo amigo y compañero de póquer, Blake.
Desde luego Annie conocía bien a Blake… había sido su primer marido.
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