De hacer camas en el palacio real… a llevar en su seno al heredero de la corona.
Era el día de la boda real y todo el mundo iba a acudir al gran evento… salvo la novia.
Negándose a confesar que lo habían dejado plantado ante el altar, el jeque Zufar al Khalia ordenó a la tímida criada Niesha Zalwani que fuera su novia provisional hasta que la situación estuviera resuelta.
El matrimonio debía ser solo una unión de conveniencia, pero, tras las puertas cerradas del dormitorio, la química que había entre ellos era abrasadora y el embarazo de Niesha daría al traste con los planes de Zufar, obligándolo a enfrentarse con sus sentimientos.
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