#01 Conflicto de Pasiones
Era una misión de lo más sexy...
Jenna McBride había decidido volver a empezar en una ciudad nueva y con un nuevo empleo. Su amiga y ella estaban emocionadas con la idea de decorar un importante hotel de Seattle. Para que se familiarizara con el lugar, invitaron a Jenna a pasar una semana en una maravillosa suite... Lo que le daría la oportunidad de conocer a algunos de los detectives privados que había contratado su ex para que la vigilaran.
Quizás fuera de buena familia, pero Tyler Reeves era la oveja negra que se ganaba la vida como detective privado en lugar de llevar la empresa familiar. Y no le había quedado más remedio que aceptar un caso que en otras ocasiones jamás habría deseado: tenía que seguir a la prometida de un tipo. No parecía muy complicado... hasta que conoció a Jenna y se quedó prendado de ella inmediatamente. Parecía que su misión de incógnito había cambiado de rumbo...
Aquel hombre la llevaba a alturas que jamás habría imaginado...
Después de perder aquel avión, Erin O’Connell, compradora de diamantes, creyó que había perdido para siempre sus posibilidades de ascenso… pero quizá no fuera así. Necesitaba tomar un vuelo a la idílica isla de Blue Hearth para hablar con el propietario de una mina, así que la incombustible Erin tendría que convencer a Striker Reeves de que pusiera en marcha su hidroavión y se preparase para la acción… para todo tipo de acción.
#03 Infierno y Paraíso
Era sexy, atrevido... y sólo jugaba para ganar
Los planes de reforma que Candice Hammond había hecho para el restaurante eran perfectos… o eso parecía hasta que apareció el guapísimo millonario Derek Reeves. Discutían por todo y Candice estaba utilizando toda su habilidad negociadora para evitar que su proyecto de decoración acabara convertido en humo.
Derek Reeves sabía qué hacer para vencer siempre… no debía perder nunca la concentración, ni dejar que nada lo distrajera. Pero la estrategia empezó a resultarle muy difícil de cumplir cuando se quedó a solas con Candice. Fue entonces cuando ambos se vieron obligados a poner todas sus cartas… y toda su ropa sobre la mesa.
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