En ocasiones, empezar de nuevo implicaba encontrar lo que faltaba.
Tras haber pillado a su prometido engañándola con otro hombre, Ellie Fisher había decidido disfrutar de una apasionada noche con un alto y oscuro forastero. Avergonzada por su comportamiento, a la mañana siguiente se había marchado a hurtadillas sin saber siquiera el nombre completo de su amante, algo que no debería haber supuesto mayor problema hasta que el test de embarazo dio positivo.
Jugador profesional de fútbol americano, Hudson King siempre se había mostrado cauteloso con las mujeres. Pero esa era distinta, tan poco interesada en su fama como interesada en su persona. Cuando Ellie lo encontró, asegurando que era el padre de su bebé, se quedó estupefacto. Y, aunque se sintió más que un poco traicionado, estaba dispuesto a compartir la custodia.
Hudson tenía mucho amor que ofrecer, desde luego de sobra para su bebé y, si la llama volvía a prender, quizás lo tuviera también para Ellie…
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